Una huella en la arena


Cada vez que la marea alta llegaba hasta las oscuras botas del pescador, humedeciendo con la espuma blanquecina y restos de arenisca los pasos ritmicos del pescador, una nueva ola aparecia en el horizonte marcado por la luna, la imprecisa silueta se recortaba cercana a las rocas del malecón, los restos de un bote de madera se mecian con el ir y venir del oleaje produciendo un sonido seco de maderos impregnados, la abúlica y silenciosa noche de vez en cuando se interrumpía con algún sonido lejano proveniente de la carretera tras el bosque el sonido del carrete acompasaba los pensamientos del pescador. Fantasmagoricas sombras se desplazaban tras los arboles produciendo alguna inquietud a la persona que observaba encogida tras los arbustos costeros que milagrosamente asomaban tras la duna, mas allá una pequeña moto arenera parecía esperar el momento de partír hacia las luces lejanas de la caleta, solo una brazita del cigarrillo brillaba entre los dedos pequeños de la joven.
Un nuevo tiro y el sonido del nylon rompiendo el viento aplacaba la monotonía de esa noche de verano de hora tardía, el sonido del plomo cayendo entre las aguas le avisa la distancia donde la tensión estará puesta en los proximos minutos, el paso atras, instintivo y el ligero dolor en la espalda hace que el pescador se mueva de un lado a otro acomododando el físico enjuto del personaje solitario... Mas allá , la braza extinguida del cigarrillo hace que la distraida joven busque entre sus ropas lijeras un paquete semivació de los Kent Ultra, con su mano libre busca el encendedor que tras un tercer intento ilumina el rostro de delicadas facciones, un mechón de pelo bordea sus ojos marrones, casi negros que traslucen un brillo hasta ese momento oculto por la oscuridad, ahora su movimiento se hace perceptible y acomoda su brazo en la arena, acomodandose para desentumecer los musculos largo rato inmóviles, Las luces de la bahía se mueven en un sube y baja mortecino, tal cual una gelatinosa fuente de luciernagas parpadeantes, los sonidos se mimetizan con la suave brisa del verano , alguna lejana melodia de moda resuena en las oscuras callejuelas del balneario donde esa tarde el pescador y la joven solitaria se encuentran sin verse en la oscuridad. No saben que confluyen en ese espacio, no se conocen, se ignoran, es solo una pequeña conspíración del destino en unos pocos metros cuadrados-Desde la bahía casi circular, comienzan a efluír los vapores cuando la temperatura comienza a bajar, pareciera que la hora avanza al ritmo de la luna, una que otra nube en el horizonte no alcanza a diluír la silueta de la isla que caracteriza las postales del balneario, las gaviotas vuelan rasantes , como sombras negras trazando estelas de oscuridad casi rozando las aguas quietas, sus graznidos monocordes no distraen la lienza tensa del pescador atento al la señal del pique deseado durante largo rato, pero nada. La joven de la moto, termina su cigarrillos y adopta una posición enjugando sus piernas con los brazos y sumergiendo su pelo entre las rodillas, pareciera que una lagrima roza el jeans ajustado, está inmovil, pero de vez en cuando un estremecimiento la recoge, son los suspiros que no logra contener.

Horas atrás, la abrupta partida del señor de barba semicrecida, con el gesto endurecido por la rabia contenida, hace que el florero de la mesita de arrimo junto a la amplia puerta de la casa de verano, caiga estrepítosamente, la flor y el agua se desparrama sobre el piso flotante, transparentando las finas vetas del plástico imitando un cuidado parqué.. Atras quedó el plato semi servido de una comida ya fría, la discusión fué larga y la mesa está vacía, la que fué su interlocutora ahora yace llorosa sobre la amplia cama del dormitorio principal, la nana ya se ha retirada a la cocina ,espera silenciosa que la discusión acabe y no interviene, tiene la puerta de la cocina entreabierta y se pasea nerviosa de un lado a otro, mientras los gritos que provenían del comedor se acallan.. ¡Te lo dije, te lo dije tantas veces, insensata,, es TU hija; no debistes permitirle tanta libertad¡¡, se le escucho decír.. Por la mierda¡¡, te decía que no era bueno que vinieses tan seguido... Es tú culpa¡¡¡ Gritaba, desaforado, mientras la mujer de unos cuarenta trataba de calmarlo con gestos que parecian inutiles, solo balbuceaba,"pero es nuestra hija, nuestra hija, entiende"¡¡.
Luego el silencio, tras el portazo de la puerta.. La nana se asoma tímida al comedor y comienza lentamente a recopilra los servicios, los platos, las ensaladeras a medio llenar, las copas semi vacias, desde el dormitorio se escuchan solllozos enronquecidos de la mujer ¡Hija, hija¡, balbucea.

La joven siente un escalofrío, cuando el pescador, hace un movimiento brusco hacia atrás y ve cuando la caña se tensa cuando el pez engancha la carnada, comienza una lucha sorda entre el pez atrapado y la adrenalina del pescador aflora con cada movimimiento circular del carrete, La luna alcanza a reflejar una sonrisa entre la barba blanquecina del pescador y ella siente una rara sensación de ser testigo de la alegría del pescador.. Alcanza a ver una silueta blanquecina emergiendo desde la espuma, agitandose convulsivamente, luego el pone una rodilla en el piso y toma su presa con soltura, con un rapido movimiento, saca el anzuelo desde el hocico de la corvina de mediano tamaño y la enfunda en un bolso en su costado.. La cola amarillenta de la corvina se refleja a la luz de la luna con visos dorados, es su trofeo..
La joven, nuevamente baja la vista y lleva su mano a su vientre endurecido, se vé atletica, de no mas de 17 años, sus ajustados jeans muestran una figura armoniosa, la cortavientos negra, ajustada, dibujan unos seños pequeños pero bien formados, parece una típíca jovencita de la secundaria en vacaciones, su piel tostada denotan una estadía prolongada en el lugar.. La moto brilla en las partes donde la luna se refleja, parece esperar la señal del regreso..

Ya el silencio se apoderó de la cocina, la nana ha ordenado los trastos y restos del almuerzo inconcluso, un aroma a limpieza rodea ese sector de la comoda casa de verano, la flor de la mesa de arrimo ya está en su lugar y la puerta del dormitorio permanece cerrada. Tras ella, una figura se pasea de un lado a otro, oteando la bahía mientras los escasos verananeantes recogen sus toallas y emprenden el regreso a sus lugares, ella, fuma y fuma un cigarro tras otro, acumululando las colillas en un enorme cenicero blanco con reminiscencias etruscas, recuerdo de alguno de esos viajes que solían dar antes de tener a su única hija, su aficción al cigarrillo veníades de antes de conocer al que fué el amor de su vida, del que se vió obligado a preparar una boda apresurada, del que hubo que luchar para que fueses aceptado en esa familia de la que era la única hija.. Ahora la historia se repite, El portazo final selló esa historia que recien comenzaba..
No tenía idea donde estaba su hija, la preocupación no era esa, sino que dirá la mamá, la septuagenaria y asmatica sra, que no veraneaba con ellos por el clima de la costa, la que la llamaba dos o tres veces al día, preguntando por su nena, la que le advertía a cada rato de que no bebiese, que dejara el cigarro, que cuidara los pesos.. Su madre, que ahora recibiría la noticia, cuando su marido llegara a casa después de pasar los peajes y bebér su habitual wisky.. Una vez mas la culparía, una vez mas la advertencia imcumplida.. ¡Se lo dije tantas veces!!.. Y ella que bajaría la cabeza, asintiendo.. ¡Mi hija es una loca!!..

La joven, se incorpora de la arena y su silueta se recorta en la claridad de la bahía cuando la luna está casi sobre ellos, el sonido de la moto al encender, hace que el pescador se de cuenta que no ha estado solo, siente que su logro con la pesca no ha sido en vano, los genes del que pesca están mezclados con los del ego y la oscuridad no es un buen aliado, siente que su logro es digno de un testigo, siente que esa noche fué exitosa..¡Me quedaré otro rato", Pueda ser que otra corvinita..! Medita, mientras ve que la lucecita de la moto se acerca, instintivamente la joven se detiene a su lado, los rostros apenas se logran distinguír pero algo los une, sienten empatía..¡Buena pesca! exclama ella, con voz de frio.. ¡Si, me trajistes suerte¡. responde, convencido, y tú que haces a esta hora??--
Nada, solo meditaba.. Veraneo acá y hoy supe que tendré un hijo..", responde con naturalidad..
Necesitaba estar sola, pero ya estoy bien.".
"Gracias por acompañarme.-"
"Suerte para tí mi niña".

La moto se aleja, el pescador prepara un nuevo lanzamiento, la luna acompaña.
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La vida continúa, amanecerá y nada cambiará. Esa noche ya todo cambió, esta historia sucede a cada rato y en cualquier lugar, lo que no cambia es la concecuencia. Los hijos.. Nada es mas importante.

Dedicado a esa amiga-niña que duda ante el futuro y siente que las puertas se cierran...
Las puertas se cierran solo cuando no dejamos una brecha de esperanza ante el futuro.
"No regales tu pesca, enseña a pescar"
LESC, Abril 2011

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