La dama de la noche (El último viaje)

Apaga la radio, recoge los cigarrillos y cierra el auto. Enciende uno mientras retoma el sendero hasta el borde, ya las estrellas comienzan a aparecer tímidas mientras la implacable y rutinaria noche de la costa en otoño enfría los roquerios y hace que los grillos entonen sus canticos acompañando los sonidos nocturnos.

“Está bien, vete de una vez, no vale la pena gastar frases y mas frases para intentar convencerte¡¡” Regresa con tú madre de una

vez, la verdad, nunca logré apartarte de ella”, “Sin embargo te amé, te adoré, lo hice todo por ti”..” Es mas, seré yo quien saldré de esta casa¡¡”, levantando la voz, contrariado..

El sendero cada vez mas estrecho y oscuro llega a su fín, se escucha en el vacío el monótono repicar de las olas, una que otra gaviota se divisa en la semi penumbra, la luna aparece tras los cerros a sus espaldas, a medias acercándose a la menguante, algo iluminando la silueta del solitario que fuma con la mirada perdida en el horizonte.

La barba crecida, los Docker verdosos, sus zapatos café citadinos, empolvados, su antigua parka de plumas hacen del personaje una patética sombra del que fue un exitoso hombre de negocios, un viajero incansable, la ironía de este último viaje a mirar su querido mar, era que , mientras la idea le revoloteaba, repicaba, luchaba por imponerse ante otras miles de ideas diferentes que se agolpaban en sus rincones cerebrales, martillando.. La ironía de este su último viaje, fue que SI “podría ser su último viaje.”

“Mierdas¡¡”, exclama con rabia, agitando la mano que contenía su cigarro cuando le quema entre los dedos, fue como un renacer, un doloroso despertar de ese mundo de pensamientos, fue el aviso que le impidió dar el paso hacia el vacío..

Nunca fue un cobarde, siempre la adrenalina de la aventura le sedujo mas que la monotonía de un trabajo estable, su independencia la valoraba mas que el dinero y el éxito, fue afortunado, hizo buenos negocios, viajó, aprendió viajando.. Sus últimos 4 años los pasó en luchas judiciales, en estériles polémicas, en viajes voluntarios a ayudar a extraños, su cámara captaba imágenes certeras de otras realidades, nunca pudo ser un sedentario..

Por ello las palabras en el departamento , después de la llegada tardía después de almuerzo, con trazos de una noche azarosa de licor y mujeres, hicieron a ella armar su maleta y dar el paso que debió dar tiempo atrás, cuando su hijo decidió trabajar en vez de estudiar, cuando por fin su madre regreso a su lugar ,fue cuando la convivencia entre ellos se hizo insoportable..

“Nada me hará retroceder, lo tengo decidido, aún soy joven, tengo futuro, me iré mañana temprano”,, “Has lo que quieras”” Dice ella ocultando su rostro, evitando una lagrima, mordiendo sus labios inconscientemente, mientras acudía al dormitorio cerrando tras sí la puerta..

“Me carga que me dejes hablando solo¡¡”, exclama, “Me voy”,,”No me verás mas¡¡”

Caminando en círculos, busca su parka de plumas, las llaves del auto y sale del departamento del 11 avo piso de Apoquindo 4000..Toma el ascensor y marca el 2do subterráneo, sube a su fiel st.wagon, y enfila hacia la costa, con la mirada atenta al tráfico, pero perdida en un punto lejano, la idea del último viaje crecía a medida que se alejaba de Santiago..

“Mierdas, que me duele ¡¡”, llevando sus dedos a los labios para tratar de aliviar el dolor de la quemadura. Ahora el paso es hacia atrás, ha sentido el temor de la caída, la sensación de fragilidad de su cuerpo chocando contra las rocas, el frio viaje hacia una muerte irremediable, caer, caer, caer es como un sueño de pesadillas recurrentes, la sensación de despertar como esa mañana de Mayo del 80” frente al reloj circular que marca la hora intermitentemente mientras recuperaba la conciencia en esa Clínica del barrio alto, el dolor intenso en todo el cuerpo, la impotencia de la vida recuperada, el dolor físico que no logras aquietar al cerrar los ojos.. Y abrirlos nuevamente frente a ese reloj implacable, borroso, difuso..

El paso atrás al comprender que lo mejor es estar vivo, sufriendo la soledad, sintiendo el dolor de la quemadura en los dedos, y el aire fresco de la noche que nace frente al mar..

El paso atrás se convierte en una caminata a oscuras por el sendero iluminado por la luna a medias, las ramas que rozan la parka de plumas hacen que el silencioso retorno ahuyente a los grillos, que respetuosamente se acallan con el paso a paso hacia el auto que ya se enfría al ritmo de las horas pasadas..

La llave que abre la portezuela del st.wagon encaja precisa, un giro y ya la calidez del refugio mecánico, tranquiliza, sorprende, borra pesadillas de caídas y el sonido de la puerta al cerrarse con el instintivo movimiento hacia la radio,, Luego la Carole, después el suspiro junto al aspirar el cigarrillo al interior. La llave acciona el motor, el ronco sonido del motor bóxer le hace nuevamente sentir la adrenalina del movimiento, el regreso hacia la autopista con los faroles encendidos, esquivando uno que otro animalejo que se cruza, esquivando, esquivando malos pensamientos.. Ahora revive, el regreso a casa de madrugada le brinda una nueva oportunidad, quizás logre que ella no tome el tren de las 6 AM, quizás, logre evitar la pasada por Suecia al pub de turno, quizás logre llegar de ese viaje sin retorno..

“No me verás mas”, “Nunca mas¡¡” fueron sus últimas palabras antes de pulsar el botón del subterráneo dos..

La carretera está oscura, pero ya se divisan las luces de la autopista, el ir y venir de los carreteros de turno, de los trabajadores, diputados, honorables y simples conductores de madrugada en la ruta 68, le animan a mirar concentrado la ruta, el cigarrillo ya se extingue en sus dedos, pero lo apaga antes que nuevamente quemen sus dedos..

Ya no siente la brisa del mar, ahora baja el vidrio del auto para sentir la velocidad y el viento en el rostro, una rara sensación de satisfacción le inunda, lleva en el rostro una sonrisa, junto a tres o cuatro pelos de su barba blanquecina picándole como la de un adolescente, rasquidos instintivos y la mirada fija en la línea blanca de la carretera, acelerando hasta los 120 permitidos y bajando las luces de vez en cuando.. Ya se divisan las luces de Casablanca al otro lado de la subida del Santuario, ya pronto estará en casa, reflexiona..

La ironía, ahora aparece en su mente como un aviso, la ironía.. Debió ser su último viaje, pero ya está de regreso..

“No te vayas¡¡,”, se escucha en el dormitorio cerrado, silenciado por la mano de ella en su boca, en un susurro ahogado, mientras trata de contener el llanto..”No te vayas¡¡”, El grito es silenciado por el portazo al salir al pasillo de los ascensores, ya obturó el botón del subterráneo 2, desciende..

En la larga recta, la radio se silencia un instante cuando cambia la melodía, enciende su innúmero cigarro con el zippo dorado, le parece ver cruzar algo frente a sí, como una sombra blanquecina, “la dama de la noche”, y recuerda el relato del camionero aquel de ese largo viaje al norte. …

”Amigazo, nunca mire hacia atrás””, “Es fatal””, “La dama de la noche” no perdona, ¿se ha fijado en las animitas??”… La mirada instintiva al retrovisor , alcanza a ver una sombra blanca..

Después la nada.

La hora está marcada en el reloj de la pared blanca de la Clínica, el dolor es intenso, está despertando, la intermitente claridad se confunde con los sonidos de máquinas, beep, biips de instrumentos conectados a su cuerpo.. El acompasado ruido del fuelle del respirador artificial, le llega a oleadas mientras recupera la conciencia..

“Hola mi amor”, imagina escuchar lejano, la voz de ella que desde el otro lado del vidrio logra traducir en sus labios, la imagina, lo está mirando con un gesto preocupada, lo mira y lo mira, balbuceante y el solo adivina el movimiento de sus labios..

“Hola amor”, siente que responde con un sonido mental, solo con el pensamiento..

“Estoy de regreso”


A mi amada esposa, Abril, 2011

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