Atardecer



Cuando las últimas siluetas a contraluz de la playa se retiran, apenas el sol se esconde tras los nubarrones en el horizonte, y yo inicio el camino a casa después de la pobre jornada de pesca, reflexiono acerca del termino del verano y el comienzo de la espera de las primeras lluvias otoñales, las que traerán consigo la inevitable sensación de humedad de la mano con la emoción y tristeza de los recuerdos de quienes se han ido...
No es tristeza lo que muestran las imagenes, tampoco una oscuridad falseada por la hora temprana del atardecér de estos dias antes del otoño, quizás es nostalgia de aquellos tiempos en los que las salidas de pesca a la larga playa de Los Vilos, eran fructiferas y entretenidas, donde el caminar se hacía cansador con el peso de la "cuelga" de lenguados en el costado... Ahora el peso se siente en los pies, en la blanda arena, apenas seca por la brisa de la tarde y mas lento aún por la carga de recuerdos del tiempo recién pasado, la muerte de los amigos, los fracasos de otros, y por sobre todo, la incertidumbre del año que comienza...
No tengo una bola de cristal, ni siquiera una vaga sospecha de lo que deparan las estaciones...
El gobierno anuncia reformas, la oposición contraataques y los economistas hacen calculos pesimistas en torno al crecimiento...
Yo solo se, que algunos de mis amigos penden de un hilo en sus trabajos, otros partirán a hacer compañia a los que ya se fueron para siempre..Me despediré de aquellas personas que conocí hace mas de 20 años, a mi llegada, les diré un adios a la Elenita Madrid, al Carlitos Hill, rogaré por mi amigo Carrasett (el francés)..
Por acá, en la provincia las cosas seguirán igual, la corrupción a escala vileña, poco a poco se destapará, las noticias de que las cuotas de pesca artesanal han bajado ... Y que ya no quedan lenguados en mi playa, solo las contará este poeta y pescador...
Que la "Niña" seguirá por estas costas y que la poesia dormirá a la espera de las noches de lluvia, eso forma parte del itinerario, de la rutina... Por ahora, esperaré la noche caminando de regreso a casa, con apenas un lenguado pequeño en el morral y la esperanza de nuevos atardeceres antes de las lluvias otoñales.
Hasta pronto..
Luis.-

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